Por Nellie Torres de Carella, patóloga del habla y lenguaje
Directora, Instituto Fonemi de Puerto Rico
Hay un aspecto del que se habla poco: los problemas emocionales que pueden desarrollar los niños con dificultades para aprender a leer.
Desarrollamos nuestra autoestima desde la infancia y el entorno escolar es donde más tiempo pasan los niños. Por más que los padres le digan a un niño cuán inteligente es, cuando está en la escuela se enfrenta con una dura realidad: la mayoría de sus compañeros de clase pueden leer y él o ella no.
Esa realidad la tendrá de frente en todas las clases. Contrario a un estudiante con problemas con las matemáticas, que puede tener buenas calificaciones en el resto de las materias, el estudiante con problemas para aprender a leer se siente inferior al grupo porque aún si presentara buenas habilidades con los conceptos matemáticos, al momento de tener que leer las instrucciones en un examen de esa materia o un problema verbal, necesitará ayuda del maestro. Mientras, el resto del grupo lo realizará de forma independiente.
¿Qué problemas emocionales podrían desarrollar niños con dificultad para leer?
Problemas con la autoestima. La autoestima es el grado en que una persona se valora a sí misma o se siente satisfecha consigo misma. La neurociencia revela que los niños con problemas de aprendizaje de la lectura podrían perder entusiasmo por aprender, desarrollar frustración, falta de confianza en ellos mismos y baja autoestima. Además, suelen sentirse inferiores a los que sí dominan la destreza de lectura y cuestionarse sus capacidades intelectuales.
Ansiedad y depresión. Los estudiantes que no dominan la destreza de lectura son cuatro veces más probables a desarrollar ansiedad y depresión que los que sí la dominan. La sensación de fracaso, los pensamientos negativos sobre el presente y la desesperanza al visualizar el futuro, además de la sensación de que no pueden cumplir con las expectativas de sus padres y maestros, calan muy profundamente en las emociones de estos niños.
Problemas de conducta. Pueden presentar tendencia a la ira, agresividad o problemas con el manejo de las emociones, según avanzan los grados escolares y las demandas por el dominio de la lectura aumentan en todas las materias escolares.
Problemas sociales. El retraimiento es común en la adolescencia en niños que no dominan la lectura. Las estadísticas indican que el auto aislamiento de su grupo de pares es tres veces más probable de desarrollarse en niños con problemas para aprender a leer, que en estudiantes lectores.
Somatización. Los dolores de cabeza, estomacales y otras dolencias frecuentes pueden ser reflejo de cómo el estudiante está lidiando emocionalmente con su nivel de ansiedad. Entonces comienzan a presentar dolencias físicas que no pueden explicarse médicamente.
Es importante destacar que los estudios reportan que los padres generalmente no estaban conscientes de los problemas emocionales que están presentando sus hijos, lo que es preocupante.
¿Cómo ayudarlos?
La respuesta es simple y compleja a la vez. Simple, porque se resuelve enseñándoles a leer y compleja por la causa de la dificultad. Los problemas para aprender a leer pueden caer dentro de los diagnósticos de problemas de aprendizaje específico de la lectura o de dislexia. Estos requieren intervenciones educativo-terapéuticas por especialistas y ubicación en una escuela con un currículo dirigido a sus necesidades.
No obstante, hay un grupo de estudiantes que no leen por la combinación de un sistema educativo deficiente y padres poco comprometidos, desligados de las dificultades de sus hijos. Estos niños presentarán los mismos problemas emocionales de los que tienen tales diagnósticos, aunque el problema se pudo evitar. La clave para remediarlo es que las partes asuman sus responsabilidades para que se hagan unas modificaciones en los salones de clases y en los hogares.
Mientras tanto, todo estudiante que muestre dificultad para aprender a leer debe recibir ayuda psicológica, junto con su familia, desde que se manifieste el problema.