El verano sin terapias: el alto costo de interrumpir el progreso en niños de educación especial

Cada agosto, en muchas escuelas y centros terapéuticos del país, se repite la misma historia. Estudiantes que habían logrado avances importantes durante el año escolar regresan tras el verano con pérdidas o regresión en destrezas ya trabajadas.  Son logros que, sin la continuidad necesaria, se desvanecen.

Este escenario es especialmente común en niños con necesidades especiales. El verano —aunque valioso como tiempo de descanso— también puede convertirse en un periodo riesgoso si no se manejan con cuidado las interrupciones en sus terapias.

El impacto de interrumpir terapias durante el verano

En la población de niños con necesidades especiales la consistencia es esencial.  Destrezas de habla, lectura, procesamiento auditivo y de conducta, entre otras, se desarrollan con práctica constante, estructura y seguimiento. Al detenerse las terapias por periodos largos, como todo el verano, no solo se frena el progreso: muchas veces se pierden destrezas ya alcanzadas, y el estudiante inicia el nuevo año escolar con mayores desafíos que los que tenía al cerrar el anterior ante los retos académicos del nuevo grado escolar.Este impacto es aún mayor en las edades de mayor riesgo, como los primeros años de aprendizaje (entre los 3 y 8 años), en los que el desarrollo del habla, lenguaje y la base para la lectura se encuentra en su punto más crítico. La neuroplasticidad está activa, y las oportunidades que se aprovechen en este momento pueden marcar la diferencia en el futuro académico, social y emocional del niño.

Vacaciones sí, pero con equilibrio

El descanso es importante. Todos —familias, estudiantes y profesionales— necesitan una pausa. Pero esa pausa no tiene por qué durar todo el verano. Dos o tres semanas de vacaciones bien planificadas permiten recuperar energías sin comprometer el progreso alcanzado. Luego, retomar el proceso terapéutico mantiene la estructura y protege el desarrollo del niño.

Encontrar ese equilibrio entre descanso y consistencia puede marcar la diferencia entre un regreso escolar armonioso o lleno de obstáculos.

El compromiso de Fonemi: consistencia con propósito

En Fonemi, conocemos de cerca esta realidad. Por eso, todos los años ofrecemos programas especializados e intensivos durante el verano, diseñados para atender las áreas de necesidad de nuestros estudiantes con un enfoque individualizado. Nuestros programas integran lo terapéutico con lo recreativo, permitiendo que el niño se divierta, pero siempre con intención.Sabemos que el desarrollo no se detiene y que las oportunidades que se aprovechan hoy abren puertas mañana. En edades tan cruciales, cada semana cuenta. Y por eso, en Fonemi, el verano es también una etapa de crecimiento, estimulación y progreso, de cara a un nuevo año escolar.

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